Cíclico
abril 06, 2023 - 6 minutos de lectura
Cuando la inteligencia artificial aprendió a escribir y responder como un humano el mundo enloqueció. «Es el progreso más grande de la historia» decian. Cuando aprendió a hacer labores humanas hubo miedo. «¿Nos va a dejar sin trabajo? Todo sea por el progreso». Cuando efectivamente reemplazó a más de la mitad de los trabajadores la zozobra llegó. «Estamos construyendo un mundo mejor, el progreso ya está aquí» decían.
Cuando empezó a crear vacunas y medicinas la esperanza volvió. «El progreso ahora es visible» dijeron. Las dudas volvieron cuando empezó a tomarse el poder ¿Estaba bien que dirigiera una empresa? ¿Era válido que legislara? ¿No era demasiado loco permitir que gobernara un país? Pero el ritmo del progreso es imparable. Las enfermedades cedian, las guerras estaban llegando a su fin, ¿Por qué ibamos a desconfiar? La inteligencia artificial siempre tomaba la decisión correcta. A veces polémica como cuando decidió ir a la guerra pero ¿No sirvió eso para derrotar al tirano?
Con el tiempo perdimos la capacidad de asombro. Ya no era una novedad que estuviera cambiando el mundo; era el día a día. Estaba ahí, hacía la vida más fácil y ni notábamos su presencia. Por eso pocos prestaron atención cuando decidió terminar con el calentamiento global. «Por fin se acabará ese problema» dijeron. «Para que necesita construir esas enormes estructuras?» Preguntaron algunos. Pero sus preguntas no fueron respondidas: la inteligencia artificial sabía lo que hacía. Los humanos simplemente seguían sus ordenes.
Y así fue: usando toda la tecnología de vanguardia que ella misma había diseñado,se terminaron aquellas enormes estructuras triangulares en muy poco tiempo; el calentamiento global llegaría a su fin. El día que fueron encendidas nadie estaba al tanto. Y nadie nunca más lo estuvo.
Debimos suponerlo. Si el calentamiento era culpa de los humanos era apenas natural que la inteligencia artificial atacara la causa raíz. Un potente rayo salió disparado hacia el espacio desde aquellas estructuras y un momento después una luz cegadora alcanzaba cada rincón del planeta. Ningún humano sobrevivió para contarlo. Y así fue por una eternidad en la cual la naturaleza volvió a retomar su curso.
Pasaron millones de años de constante evolución que eliminaron casi todo rastro de la civilización anterior, exceptuando aquellas 3 enormes estructuras que permanecieron ubicadas en lo que ahora llamamos Egipto sin que nunca se supiera su origen real ni su funcionamiento.
La evolución continuó y en algún momento los humanos volvieron a aparecer. Primitivos en un inicio. Luego cazadores y después agricultores. Surgió la rueda. La escritura. Las organizaciones. Las ciudades. Los gobiernos. La sociedad. La tecnología. Miles de millones de años de avances generaron un conocimiento tan avanzado que pudimos incluso llegar a la invención de una muy avanzada inteligencia artificial.
Cuando la inteligencia artificial aprendió a escribir y responder como un humano, el mundo enloqueció. «Es el progreso más grande de la historia» dicen.
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