Reseña de Cien años de soledad: Netflix revive la magia de Macondo
diciembre 15, 2024 - 20 minutos de lectura
Quiero empezar aclarando que no soy experto en cine ni pretendo serlo. De hecho estoy muy lejos de ello. Pero me encanta dar mi opinión — incluso cuando nadie la ha pedido — y el estreno de una serie sobre el libro que le dió un lugar a Colombia en la cumbre de la literatura merece una reseña.
Aviso: Esta reseña contiene spoilers.
Magistral.
Si tuviera que definir la serie en una sola palabra sería magistral. Y si, estamos todos de acuerdo en que la novela es considerablemente superior. Pero eso no es ninguna sorpresa: estamos hablando de la obra cumbre de un Nobel de literatura que hizo que el mundo entero hablara de un género que hasta entonces era casi desconocido. Una novela que además por décadas enteras consideramos que era imposible llevar a la pantalla, opinión que su mismo autor se llevó a la tumba. Era imposible hacer una obra que estuviera a la misma altura. La serie lo entiende y ni siquiera lo intenta. En su lugar rinde un homenaje lo más fiel posible, entendiendo que a veces Macondo cobra vida por si mismo y la espectacularidad de las imagenes lo refleja, como otras veces la magia no está solo en la historia sino en la potencia de la narración de Gabo, y es allí donde el recurso de la voz del narrador cobra sentido.
“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.” La serie empieza con el narrador recitando la misma frase con la que el libro lo hace. Desde el primer segundo — o yendo más atrás, desde el mismísimo trailer — tenemos una declaración de intenciones: vamos a escuchar la prosa de Gabo al pie de la letra cuando sea necesario. Y poco a poco descubrimos que es muy necesario. Y funciona perfectamente.
Si nos remitimos a la historia, encontramos una recreación bastante fiel a la novela: la vida de la familia Buendía y el pueblo que ellos mismos construyeron. Un pueblo y una familia que cambian todo el tiempo, pero que, al mismo tiempo, se repiten cíclicamente en sus alegrías y sus tragedias. Una historia donde los personajes principales en su mayoría no son ni buenos ni malos: sencillamente son humanos. Personas tomando decisiones, a veces correctas, a veces equivocadas, influenciados por la crianza y lo que aprendieron desde niños, casi siempre con consecuencias desastrosas. Una familia que empieza desde cero y se hace próspera a pesar del caos imperante. Unos personajes tan singulares que descritos por aparte parecen dignos de manicomio: un visionario obsesionado con ciencias que no entiende. Una niña que come tierra como si fuera un manjar. Una mujer que hace todo por evitar que el hombre que ama se case con otra y cuando su sueño se hace realidad, le pide que no la busque nunca más. Un italiano que no se parece a nada ni nadie en el pueblo y aún así lo adopta como su hogar. Un coronel con premoniciones de lo más rocambolescas. Un alquimista que venció a la muerte, o tal vez no. Y aún se me quedan por fuera unos cuantos. Una cantidad absurda de personajes que parecieran no coincidir en nada pero que aún así, en conjunto, crean una estrambótica armonía de la que nos sentimos parte. No hay nada nuevo aquí: la serie nos presenta a los personajes que ya conocíamos con las particularidades que ya conocíamos y no hay nada por criticar, si esos mismos personajes convencieron hasta a la academia Nobel hace ya 42 años.
Ahora es momento de hablar del realismo mágico. Como fan de la obra y de Gabo, sentí miedo de la interpretación que la serie hiciera del género. Muchas veces cuando hablamos de realismo mágico, especialmente en la pantalla, nos quedamos mucho más con lo mágico que con el realismo. Y nos imaginamos la casita Madrigal de Encanto, llena de vida propia y colores, mucho más cerca a los cuentos de Disney que al realismo que en un pueblo como Macondo podría imperar. Pero el realismo mágico es mucho más que eso: es partir de la realidad y permitir que elementos mágicos hagan parte de ella, no como factores sobrenaturales sino como si pasara en la vida misma. Lo mágico del realismo mágico no es que el cura del pueblo levite, que lluevan flores amarillas o que al morir un personaje un hilo de sangre recorra varias cuadras hasta llegar a su madre. Lo mágico es que esto ocurra como parte de la vida normal y lleguemos a imaginarlo como algo que realmente podría ocurrir. Y en este punto, la serie lo logró. Macondo y la casa Buendía son testigos constantes de todo tipo de eventos irreales que se sienten como reales. Si en este momento llovieran flores amarillas frente a mi ventana, me parecería algo normal.
Y en este sentido las escenas más mágicas del libro tuvieron una recreación tan fiel que me llegarona emocionar: La peste del sueño. El matrimonio y muerte de Remedios Moscote. Las flores amarillas previamente mencionadas. Jose Arcadio y sus hijos conociendo el hielo. Cada detalle de estas escenas le hizo justicia al libro y nos eleva las expectativas de dos escenas icónicas que llegarán en la siguiente temporada: Remedios la bella ascendiendo al cielo, y las inolvidables mariposas amarillas.
Pero no todo es magia. Cien años de soledad también es historia, y un golpe de realidad. La manera en que se narra lo absurdo de la guerra, del honor y de las lealtades en medio de escenas desgarradoras y fuertes es de aplaudir. Considerar que nada tiene sentido detrás de esa guerra, sabiendo que no es sólo la imaginación de Gabo sino que es la historia real de nuestro país le da una profundidad aún mayor.
En cuanto al cast, debo decir que hay algunos actores con los que no conecté del todo. Sin embargo como no soy experto ni mucho menos, no me siento con autoridad moral para hacer criticas en público y por eso en su lugar prefiero aplaudir a quienes me conectaron totalmente:
- Marleyda Soto como Ursula de mayor merece todos los aplausos. En esta época tenemos a una Ursula fuerte y valiente por fuera mientras las tragedias acumuladas a lo largo de su vida la queman por dentro, y Marleyda supo entenderlo y transmitirlo.
- Moreno Borja luce tal cual como me imaginé a Melquiades toda la vida. Y su voz profunda lo hace aún más creíble.
- Me costó al inicio el papel de Janer Villareal como Arcadio, pero cuando su personaje evoluciona queda claro no solo que si da la talla, sino que las dudas que puede generar al inicio no son problemas del actor sino de la propia personalidad del personaje que interpreta.
- Akima como Rebeca no solo hace un gran papel, sino que me parece el mayor acierto en la selección de actores. Rebeca es descrita como una mujer con una belleza sobrenatural. Y no estamos hablando de Nueva York y sus canones normativos de belleza, sino de Macondo, un pueblo mágico en pleno caribe colombiano y de Rebeca, una mujer con raices indigenas. Que se haya elegido una actriz que rompe canones de belleza para la mujer más bella es la demostración de que el equipo entendió la novela a la perfección. Estoy seguro que cuando Gabo describió la belleza de Rebeca imaginó a alguien como Akima. Pero no todo es belleza física: La fuerza interpretativa de Rebeca, en sus palabras, sus acciones y sobre todo su mirada la convirtieron en uno de mis personajes favoritos.
- Y por último, Cristal Aparicio es en mi opinión la actriz que mejor reflejó su papel. Se siente como si hubiera nacido para ser Remedios Moscote y nadie podría haberlo hecho mejor que ella. Luego de verla 5 minutos en pantalla me dolió recordar que su personaje moriría pronto.
Para finalizar, me pareció fenomenal como se enlazan los cambios de tiempo. En una historia como ésta no funcionaría el típico «3 años después» porque el tiempo aquí es en realidad un personaje más. La manera en la que lo consiguieron haciendo transiciones sobre la misma escena fue sencillamente fenomenal.
Conclusión
Tenía mucho miedo del resultado de esta serie. Pudo ser un desastre monumental pero, al menos para mi gusto, ha resultado la mejor versión que se podría haber hecho de esta obra. Dudo que pudiera hacerse de una mejor manera. Recuerdo ahora que Gabo se oponía a que su novela llegara a la pantalla, y lo siento Gabo, pero en este caso agradezco que tus hijos, sea por el motivo que sea, no te hayan hecho caso. Ojalá la segunda temporada esté a la altura, pues la primera ha dejado la vara muy alta.
"Uno no se muere cuando debe, sino cuando puede"